
Si la maternidad te zarandea, te pesa y te renueva —estás en el lugar correcto.
El primer espacio hecho para mujeres y madres adultas que no encajan en los moldes… y no quieren hacerlo solas.
Ser madre después de los 35 no es tarde. Es distinto..
Madre +35, sé que hay cosas que piensas…
y yo también las pienso.
Hay días en los que me siento sola, incluso estando acompañada.
Días en los que me cuesta respirar y me pregunto si lo estoy haciendo “bien”.
Momentos en los que sostener a mi hijo y sostenerme a mí se me hace demasiado al mismo tiempo.
Me descubro repitiendo cosas que prometí no repetir,
y la culpa se me pega más de lo que me gustaría.
Me pregunto cómo crear una familia feliz sin perderme en el proceso…
y cómo encontrar espacio para mí sin sentir que estoy fallando.
Y también me pasan estas cosas:
— Hay días en los que mis hijos me irritan
— Momentos en los que mi pareja me molesta más de lo que entiendo
— Instantes en los que no sé cómo volver a conectar con él… ni conmigo
— Miedos que no cuento
— Emociones que casi nadie dice en voz alta
Y aunque cueste admitirlo, sé que a ti también te pasa.
No porque te falte algo.
Sino porque eres humana.
Y porque la maternidad después de los 35 despierta capas que no esperábamos tocar.
La maternidad tardía no llega a una página en blanco:
llega a una vida ya vivida, una historia personal llena de matices,
patrones que pesan, heridas que se reactivan,
y responsabilidades que ya estaban antes de los bebés.
Yo fui madre a los 39 y volví a serlo a los 42.
Sé lo que es buscar en Google:
“madre primeriza a los 39”,
“qué pasa si soy madre a los 40”,
“cómo no repetir los patrones de mi infancia”.
Buscaba respuestas…
pero también buscaba un lugar donde alguien me dijera:
“Lo que sientes tiene sentido.
No estás sola.
Lo estás haciendo mucho mejor de lo que crees.”
Por eso existe este espacio.
La felicidad no nace de la perfección.
Nace de la resiliencia.
De volver a la calma después del caos.
De reparar después de un mal día.
De sostenernos cuando todo se mueve.
De mirarnos con honestidad…
y seguir.
Para mí, una familia feliz es una familia resiliente.
Que no necesita hacerlo perfecto para estar bien.
Que se encuentra, se reencuentra, se escucha
y se vuelve a elegir.
También sé lo que es sentir amor enorme y cansancio profundo a la vez.
Pensar:
“Quiero hacerlo distinto.
Quiero romper patrones.
Pero no sé cómo hacerlo sin romperme yo.”
Y por eso existe Revolución Vital.
Aquí encuentras palabras que sostienen cuando las tuyas no salen.
Aquí encuentras calma donde antes había ruido.
Herramientas pequeñas pero profundas para regularte antes de acompañar.
Recursos reales para momentos reales:
rabietas, pantallas, sueño, límites, irritabilidad, frustración…
Siempre desde la prevención, la calma y la ciencia.
Nunca desde la culpa.
Porque cuando una madre respira, un hijo confía.
Si quieres empezar desde un lugar suave, honesto y realista,
creé un primer paso pensado para madres como nosotras:
adultas, conscientes, cansadas a veces,
pero con un deseo enorme de hacerlo bien — y de hacerlo con calma.
No necesitas una vida perfecta.
Necesitas espacio, calma y acompañamiento real.
Por eso creé Revolución Vital,
mi carta íntima semanal para madres +35 que quieren vivir con más claridad, menos culpa y mucha más honestidad.
Cada semana recibirás:
— una reflexión breve que te sostenga
— una microacción práctica para tu día a día
— un recordatorio amable de que no estás sola
Un espacio para ti.
Para respirar.
Para volver a tu centro sin exigencias.
👇 Déjame tu email y empieza tu propia revolución vital.
Y si, además de comunidad y palabras, algún día necesitas una herramienta concreta o un apoyo exprés… Dentro tendrás acceso exclusivo a mi asistente 24/7 de IA “PsicologIA de ir por casa”, entrenado con mi visión y método. Cada mes lanzamos un reto microGPT a tu medida, según lo que necesites en ese momento. Tecnología sencilla, ética y humana. Para ayudarte, no suplantarte.
